A
Cristian De Aragón le enseñaron desde niño que sólo debía amar a Dios... para
él estaba prohibido fijarse en otro hombre, debía llevar una vida célibe,
alejada de todo pecado... y la lujuria es uno de los peores pecados, le
repitieron sin cansancio los frailes que le educaron en el convento.
Entonces,
Cristian pensaba mientras sus manos se aferraban a las sábanas del lecho en que
yacía: ¿esto que siento es pecado? ¿es pecado sentir placer?
Sí,
Cristian sentía placer... un gran placer al ser acariciado por su atractivo
marido, quien con sus manos recorría la sensual anatomía del doncel mientras
que con su boca saboreaba la intimidad del ojinegro.
Resistiéndose
a caer nuevamente en las garras del pecado, Cristian apenas pudo emitir algunas
palabras: po-por favor, Francisco... dé-déjame... n-no hagas eso...
Sin hacer
caso a la apenas audible solicitud del doncel, el ojiazul continuó lamiendo la
estrecha entrada de Cristian... el varón ya había estado dentro de ese pequeño
agujero y el placer que había sentido era indescriptible, pero sabía que para
su joven amante no había sido nada fácil... había sufrido por el dolor de su
desfloramiento, ahora Francisco quería hacerlo disfrutar.
El
ojiazul seguía molesto con el doncel, pero deseaba hacerlo vibrar entre sus
brazos... quería que el inocente muchacho descubriera con él las más
placenteras sensaciones llevándolo hasta el cielo de la pasión.
Cristian
abrió sus ojos cuando sintió que la lengua de su marido dejó de acariciar su
intimidad... vio con los ojos llenos de lágrimas que Francisco exhibiendo sin
pudor su desnudez se posicionaba entre sus piernas.
El
ojiazul se inclinó para besar en los labios a su doncel, pero este se negó
girando su rostro... Francisco tomó del mentón a Cristian y lo obligó a mirarlo
a la cara.
Los
tenues rayos de la luna hicieron que ambos se miraran a los ojos apreciándose
por varios minutos... tiempo que aunque breve se hizo eterno para Francisco y
Cristian, quienes sentían que sus corazones latían al unísono, el primero por
la excitación, el segundo por el nerviosismo.
El varón
no prolongó más lo que tanto deseaba y besó apasionadamente los labios de su
doncel, quien en esos momentos sintió el aroma a licor en el aliento de su
marido.
Cristian
quiso hablar, pero mientras la lengua de Francisco invadía la boca del doncel,
su hombría se enterraba en esa recién estrenada cueva del placer.
El
pelinegro gritó al sentir que su estrechez era nuevamente ampliada por la dura
y larga longitud de su marido, quien cerró sus ojos, embriagado por el placer
de introducirse en ese pequeño pero caliente orificio.
C:
aghhhhhhhhhhhhhhhhh...
Como si
se tratara de una serpiente de fuego, la verga de Francisco se abría paso en el
interior del doncel hasta que estuvo totalmente dentro... esta vez no costó
tanto, pues esa vaina ya había sido hormada por la espada a la cual envolvía y
pertenecía.
En cuanto
Francisco notó que sus huevos chocaban con las nalgas del doncel, su mirada se
dirigió al rostro de su joven amante, que reflejaba dolor por la violencia del
acto.
El
ojiazul se enterneció al ver lágrimas rodar por las mejillas del inocente
muchacho y con dulzura limpió las gotas de agua que bañaban ese angelical
rostro.
Francisco
dio varios besos en la mejilla y cuello del doncel para después sentir que su
miembro era bañado por la humedecida intimidad de Cristian.
El varón
sonrió y tras entrelazar sus manos con las del ojinegro, comenzó con el vaivén
de caderas provocando gemidos ardientes en su pareja.
F: no te
resistas Cristian... entrégate al placer...
Escuchar
la palabra "placer" para Cristian era un sufrimiento... él sabía y le
habían enseñado que el placer era malo...
De
inmediato, Cristian sacó fuerzas de flaqueza y con sus manos empujó el amplio y
musculoso pecho de su marido intentado que este sacara el miembro viril de su
cavidad anal.
Pero era
imposible, Francisco es un hombre fuerte y las frágiles y delgadas manos de
Cristian sólo le producían más placer... el placer de poseerlo aún en contra de
su voluntad.
Cristian
siguió llorando sin poder evitar que Francisco lo penetrara una y otra vez...
sin poder evitar que el dolor en su intimidad diera paso a sensaciones
placenteras... sin poder evitar que su torrente interno humedeciera la hombría
de su marido evidenciando que sí estaba disfrutando del acto...
Con cada
estocada que Francisco le daba al doncel, procuraba llevarlo a la cima del
cielo, por eso en todo momento se preocupó por besar y acariciar cada rincón de
ese níveo cuerpo.
El varón
se concentró en los delicados pezones, que terminaron enrojecidos al ser
succionados con vehemencia.
Cristian
no dejó de gemir en tanto que Francisco no dio tregua a sus estocadas violentas
por la excitación, pero con un ligero toque de ternura... hasta que después de
muchos minutos de entrega desenfrenada, el varón se corrió llenando con su
blanquecino semen el interior de su amante.
El
pelinegro gritó al sentirse lleno por segunda ocasión... ese líquido tibio se
alojaba en sus entrañas haciéndolo temblar, al tiempo que Francisco dejaba caer
su peso sobre el doncel resoplando con satisfacción...
Después
de un breve lapso, Francisco salió cuidadosamente del interior de Cristian,
quien de inmediato cubrió su desnudez con la sábana.
Sin decir
nada, Francisco tomó por la cintura a Cristian para atraerlo hacía él... el
pelinegro intentó resistirse, pero ante el fuerte agarre de su marido tuvo que
rendirse sintiendo como era cubierto por el calor que emanaba del ojiazul.
Francisco
no demoró en dejarse llevar por Morfeo, pero antes se aseguró de retener a
Cristian a su lado... esta vez no escaparía como la otra noche, esta vez su
doncel dormiría entre sus brazos hasta que el amanecer los sorprendiera.
**********
Al día
siguiente, Francisco desayunaba con su abuela en el comedor... aunque se
mantenía en silencio, su rostro de satisfacción no pasó desapercibido para doña
Teresa.
T: ¿qué
pasó anoche Francisco?
El
ojiazul miró con extrañeza a la anciana y dijo: ¿cómo?
T: quiero
saber qué pasó anoche con tu doncel... escuché que lo trajiste casi a rastras
y...
Francisco
interrumpió: Cristian continuará en esta casa como lo que es, mi doncel... eso
es todo...
T: ¿eso
es todo? el muchachito se escapa y tú piensas dejarlo así nada más... sin
castigarlo...
F: mira
abuela, te suplico que no te metas en mi vida íntima... a ti lo único que te
preocupa es que haya descendencia, pues tranquilízate porque te aseguro que muy
pronto tendrás a un bebé en esta casa... estoy trabajando en ello...
Sin decir
nada más, Francisco se levantó de la mesa mientras que Teresa vociferó: no seas
impertinente... no te permito que me dejes hablando sola... regresa aquí
Francisco, regresa...
La
anciana se levantó furiosa estampando su bastón contra la mesa llena de rabia.
Francisco
subió las escaleras y entró a su habitación esperando encontrar a su doncel
durmiendo, sin embargo el lecho estaba vacío... escuchó ruidos en el baño y se
apresuró a abrir esa puerta cuando de ella salió Lupe, la sirvienta.
Con tono
hosco, Francisco preguntó: ¿qué haces tú aquí?
L:
disculpe señor, estaba haciendo la limpieza... como no hay nadie aproveché para
hacerla...
F: ¿y
Cristian? ¿dónde está Cristian?
L: lo
siento señor, pero cuando llegué, él ya no estaba aquí...
El
corazón de Francisco latió apresuradamente... ¿Cristian había escapado otra
vez?
Lleno de
rabia y frustración, el varón bajó presurosamente las escaleras y salió al
enorme jardín de la casa... buscaba con la mirada algún indicio de su doncel,
pero nada.
Con la
sangre hirviendo en sus venas, el hombre decidió montar un caballo para salir a
buscar a Cristian a cualquier rincón del pueblo... y estaba por hacerlo cuando
sus ojos azules chocaron con la cabaña de los trebejos, el lugar donde se
arrinconaban las cosas viejas de la casa y donde Cristian se encontraba en esos
instantes.
El doncel
observaba una vieja bicicleta... la tomó con cuidado y se colocó detrás de ella
como si fuera a montarla para manejarla.
Los
pensamientos de Cristian fueron interrumpidos por la masculina voz de
Francisco.
F: ¿qué
haces aquí?
Cristian
contestó evadiendo la mirada de su marido: no lo sé... caminé sin rumbo y
llegué hasta aquí...
Francisco
se acercó sigilosamente: por un momento pensé que...
C: creo
que al menos dentro de la casa puedo andar libremente ¿o también tengo que
pedirte permiso hasta para asomarme al jardín?
Suavizando
su tono de voz, el varón respondió: por supuesto que no... tú no estás preso...
Cristian
no contestó y continuó tocando la vieja bicicleta.
Francisco
le preguntó: ¿te gusta? está un poco vieja, pero si quieres puedo arreglarla...
C: ¿para
qué? ni siquiera sé manejarla... no sé andar en bicicleta...
F: pensé
que si te había atraído es porque sabías manejarla...
C: desde
niño me gustaron las bicicletas, pero jugar con ellas no era apropiado para
alguien que entregaría su vida a Dios, eso es lo que mamá me decía y yo le
creía... aunque no podía evitar sentir envidia por los demás chicos que jugaban
con sus bicicletas en las calles...
Francisco
se colocó detrás de Cristian y le dijo: quizás antes no podías hacer muchas
cosas, pero ahora podrás hacerlo... si quieres andar en bicicleta, yo puedo
enseñarte...
El
ojiazul rozó sus ásperas manos con las delicadas y suaves manos del doncel, que
se aferraban al manubrio de la bicicleta.
Cuando
Cristian sintió el contacto, de inmediato vibró al evocar las caricias de la
noche anterior... nuevamente el nerviosismo se apoderó de él y rápidamente se
alejó del varón.
C: n-no
quiero hacerlo... hay cosas que para mí están prohibidas y así deben de seguir.
Cristian
se alejó corriendo dejando a Francisco muy confundido... no entendía qué era lo
que atormentaba a su doncel... ¿por qué siempre se negaba ante el más mínimo
acercamiento? ¿acaso le tenía miedo? o ¿acaso tenía miedo de amarlo?
Cristian
se encerró en su habitación y sentado sobre su cama recordó lo que Magdalena,
su madre, le decía cuando era niño.
Flashback
M: tú
eres un elegido Cristian... tu destino es servir a Dios, amarlo sólo a él...
estoy segura que serás más feliz que cualquiera de nosotros, pues amar a Dios
sólo trae dicha mientras que amar a los hombres sólo es causa de dolor...
Aún con
pocos años, Cristian cuestionaba a su madre: ¿por qué dices eso mamá? ¿tú no
quisiste a mi papá?
M: sí,
por supuesto que lo quise, pero eso no me exenta del dolor... sufrí mucho al
perderlo... lo peor que puede pasarle a alguien es perder al ser que uno ama...
saber que nunca más podrás estar al lado de esa persona... claro que tú nunca
tendrás que sufrir por ello, porque amarás a Dios y él nunca abandona...
C:
¿entonces voy a ser feliz sirviéndole a Dios?
M: sí,
serás muy feliz... pero si eliges otro camino, sólo el dolor te aguardará...
por eso nunca debes amar a ningún hombre... sólo a Dios debes pertenecerle...
sólo a él y a nadie más...
Fin
del flashback
Cristian
se agarró la cabeza y viéndose al espejo se dijo: no puedo amarlo... no quiero
sufrir por un hombre... tengo miedo de enamorarme... tengo miedo... mi mamá
tenía razón, ella tenía razón...
**********
El doncel
lloraba en silencio dentro de su habitación mientras que en la que antes fuera
su casa, su madre también se entregaba a los recuerdos.
Aferrada
a una vieja fotografía, Magdalena evocaba tiempos pasados, años de juventud en
los que soñaba con ser feliz al lado del hombre que amaba.
Una
lágrima rodó por la mejilla de Magdalena al tiempo de besar la fotografía que
sostenía en sus manos.
La mujer
dijo observando fijamente la imagen: no hay dolor más grande que amar a un
hombre que jamás podrá ser para ti...
**********
La noche
caía sobre Santo Domingo y Francisco se encontraba sentado en el jardín de las
rosas aspirando la dulce fragancia de cada una de ellas.
Unos
pasos lo sacaron de sus pensamientos... era don José, el jardinero, que se
acercaba.
J: ¿cómo
le va joven?
Con
desgano, Francisco contestó: bien...
Sonriendo,
el anciano dijo: ese tono y esa mirada no son de un hombre recién casado...
alguien que debería ir cosechando alegría por el suelo que pisa...
F: no
puedo demostrar alegría cuando no estoy feliz... usted sabe que mi matrimonio
fue arreglado... entre mi doncel y yo no hay amor y nunca lo habrá...
Don José
miró a Francisco y le dijo: agradezco su sinceridad joven y le creo respecto a
que ahora no hay amor entre usted y ese lindo doncel, pero lo que no puedo
creerle es que jamás habrá amor entre ustedes…
F: le
digo la verdad... Cristian nunca va llegar amarme... es más creo que me odia
porque lo obligaron a casarse conmigo... para él vivir en esta casa es un
calvario... y creo que a la larga este matrimonio terminará por ser un calvario
también para mí...
J: hay
mucho pesimismo en sus palabras joven... ¿acaso no se siente capaz de
conquistar a ese doncel?
Francisco
miró fijamente al jardinero y preguntó: ¿cómo dice?
J: no se
ofenda joven... lo que quiero decirle es que usted es un varón atractivo, del
cual podría enamorarse el doncel que elija... entonces, no entiendo ¿por qué no
lucha por conquistar al que está desposado con usted?
F: ja...
¿cree que no lo he intentado? he sido amable con Cristian, pero él me rechaza
en cada acercamiento... parece que me tiene miedo... además intenta huir de mi
lado y termina por sacarme de quicio... creo que mi abuela tiene razón en
decirme que debo ser más duro con él...
Don José
replicó: si hace eso entonces sí convertirá su hogar en un calvario...
F: ¿y
entonces qué debo hacer?
El
jardinero tomó una rosa roja entre sus manos y dijo: vea esta rosa joven... es
bella y con una fragancia dulce... si yo aprieto esta rosa, si la trato con
poca delicadeza, sus pétalos comenzarán a caer y terminará por marchitarse...
en cambio si la acaricio, la mimo y la trato con suavidad, continuará
floreciendo hasta convertirse en la más bella de las flores...
Francisco
dijo: ¿quiere decir que Cristian es como esa rosa? ¿que debo mimarlo y tratarlo
con suavidad?
J: quiero
que decir que el amor es como una rosa... hay que cultivarlo, cuidarlo y
conservarlo... no hay doncel que no ceda ante los detalles y la galantería de
un varón... no se comporte con el señor Cristian como un verdugo, hágale ver
que usted es ese príncipe con el que todo doncel sueña...
Francisco
guardó silencio y se quedó observando la ventana de su habitación... ahí dentro
seguramente estaba su doncel llorando desdichadamente, pero ¿acaso él no era lo
suficientemente hombre como para lograr que Cristian se enamorara de su marido?
**********
Los días
pasaron y Francisco no volvió a tocar en el lecho a Cristian... dormía a su
lado, pero no intentaba nada más.
El doncel
creía que su marido se había aburrido de él después de saciar sus ganas en dos
ocasiones... la realidad era que Francisco le daba tiempo, no quería obligarlo
a yacer con él... el varón tenía un solo objetivo en mente, que fuera el mismo
doncel quien terminara por rogar por sus besos y sus caricias.
La
mayoría de las veces, Cristian comía sus alimentos en su habitación, por lo que
se encontraba pocas veces con doña Teresa, quien pese a sentirse ofendida por
el comportamiento del doncel, lo respetaba con tal de no tener problemas con su
nieto.
Esta
noche, Cristian esperaba la cena dentro de su habitación cuando Francisco entró
y le dijo: vístete adecuadamente porque vamos a cenar juntos...
C:
prefiero cenar aquí... me duele la cabeza y...
F: no voy
aceptar ninguna negativa... esta noche quiero cenar junto a mi doncel...
C: pero
es que tu abuela...
F: mi
abuela no estará... cenaremos solos tú y yo... te doy 15 minutos para que bajes
¿de acuerdo?
Cristian
asintió, pues no podía negarse a esa petición... después de todo, en varios
días Francisco se había portado amable con él y no tenía por qué desairarlo...
Quince
minutos después, Cristian bajaba por las escaleras siendo observado fijamente
por Francisco, que lo esperaba al pie del último escalón.
En
cuanto, Cristian llegó hasta su marido, este le tomó la mano con delicadeza
para dirigir sus pasos hacia la salida.
El
pelinegro dijo: ¿a dónde vamos? el comedor está hacia el otro lado...
El
ojiazul respondió: hoy no cenaremos en el comedor... cenaremos en el jardín...
Cristian
se sorprendió, pero se dejó llevar por Francisco, quien lo condujo hasta el
jardín de rosas.
Los ojos
del doncel se abrieron grandemente al ver en medio del jardín, una mesa
decorada elegantemente, con sólo dos sillas de madera alrededor... dos lámparas
iluminaban el espacio que era enmarcado por la belleza de las rosas y su aroma
que embriagaban a cualquiera que las oliera.
La voz de
Francisco sacó a Cristian de su sorpresa: ¿te gusta?
C:
ehhh... s-sí... todo está muy bonito... pero no entiendo...
F: no hay
nada que entender... quiero que cenemos en el jardín, eso es todo...
Francisco
condujo a Cristian a la mesa y con galantería, retiró una de las sillas para
que el doncel se sentara.
Sin salir
de su sorpresa, el pelinegro vio a Francisco sentarse frente a él y tomar entre
sus manos una botella de vino.
F: voy a
servirte un poco de vino... es uno de los mejores, espero que te guste...
C: no,
espera... yo no bebo...
Tomando
la copa de su doncel, el varón comenzó a llenarla: pero hoy si lo harás... hoy
es una ocasión especial...
C: ¿por
qué es una ocasión especial? ¿qué celebramos?
Francisco
contestó mirando a los ojos al doncel: una cita... nuestra primera cita...
C: ¿esto
es una cita?
F: sí...
a pesar que somos marido y doncel, nunca tuvimos una cita... pues hoy tendremos
nuestra primera cita...
C: no
entiendo por qué haces todo esto...
F:
simplemente porque quiero conocerte más y dicen que no hay mejor forma de
conocer a una persona que a través de una cita... ¿a ti no te interesa
conocerme más? después de todo pasaremos todo el resto de nuestras vidas
juntos... ¿no quieres saber más de mí?
Cristian
asintió tímidamente y Francisco sonrió elevando su copa.
F:
entonces brindemos... por nuestra primera cita... salud...
Francisco
chocó suavemente su copa con la de Cristian, quien con timidez bebió del vino.
F: ¿te
gustó?
Cristian
tosió: cof cof... está un poco fuerte para mí...
F: ¿lo
crees? pensé que estabas acostumbrado a los vinos, ya que pensabas ser
sacerdote...
C: yo no
iba a ser sacerdote, sino fraile, es algo muy distinto...
F: ¿ah
sí? yo no encuentro la diferencia...
C: pero
sí la hay...
F: me
gustaría que me la explicaras... sé que viviste mucho tiempo en un convento...
cuéntame un poco de cómo fue tu vida ahí...
C:
prefiero no hablar de eso... no me siento cómodo...
F: está
bien, si no quieres hablarme de eso, entonces dime qué es lo que te gusta...
cuáles eran tus sueños...
Cristian
guardó silencio y dijo: no sé por qué me preguntas todo eso... tú sabes bien
que en ninguno de mis anhelos estaba casarme contigo o con cualquier otro
hombre... yo fui educado para...
F: sí, ya
sé para lo que fuiste educado... pero hoy la realidad es otra... hoy estás
casado conmigo y tu futuro será muy distinto al que tenías planeado... dime,
¿cuántos hijos te gustaría tener?
C:
¿q-qué? ¿hi-hijos? y-yo no sé...
F: a mí
me gustaría tener tres, creo que es un buen número para una familia... a
diferencia de ti, yo no tuve hermanos y siempre quise tener uno... deseaba un
hermano con el que hiciera travesuras o incluso con el que peleara por
cualquier tontería... por eso no quiero tener un solo hijo, no quiero que
sufran de la misma soledad que yo... quiero tres hijos para salir a cabalgar
con ellos, acampar juntos, ir de pesca...
Francisco
se expresaba con soltura y Cristian lo escuchaba atentamente imaginando todo lo
que el varón le decía...
F: sabes,
incluso he pensado en los nombres para nuestros hijos... el primero sería un
varón que tendría por nombre Franco, la segunda una niña y la llamaría
Cristina, y el tercero me gustaría que fuera un doncel... para él, creo que tú
serías el más apropiado en ponerle un nombre... ¿estás de acuerdo conmigo?
C: c-creo
que tú ya lo has pensado todo muy bien... Francisco ¿por qué me dices todo
esto? ¿por qué me cuentas tus sueños?
Francisco
tomó una de las suaves manos del doncel y le dijo mirándolo a los ojos: porque
quiero que tú compartas esos sueños conmigo... quiero que entiendas que tú no
eres un simple objeto en esta casa... tú serás artífice de mis anhelos... a
través de ti yo tendré esa familia que tanto deseo... sé parte de mis sueños
Cristian, no te niegues a ser feliz a mi lado...
Con
lágrimas en los ojos, el doncel contestó: por favor Francisco... entiéndeme por
favor... no es fácil para mí aceptar una vida que jamás planeé... dame tiempo
para acostumbrarme...
El
ojiazul asintió: sí, te daré el tiempo necesario... de hecho ya te lo estoy
dando, por eso no he intentado intimar contigo... porque no quiero volver a
forzarte a ser mío... quiero que seas tú el que se entregue a mí, el que pida
mis caricias y mis besos... sé que llegará ese día Cristian... llegará el día
en que tú reclamaras mis brazos y me pedirás que te haga el amor...
El doncel
sintió que sus mejillas enrojecían ante las sinceras palabras del varón... de
pronto vio que este se puso de pie y le tomó de la mano para levantarlo de su
asiento...
C: ahora
¿qué quieres?
F:
bailar... quiero que bailemos...
C:
bailar, pero ni siquiera hay música...
F: ¿no la
escuchas? cierra tus ojos y pon atención... escucharás que el viento y las
rosas entonan una suave melodía...
Sorprendido,
Cristian obedeció y cerró sus ojos... entonces, primero percibió el silencio de
la noche, después escuchó el susurro del viento, el cual combinándose con el
movimiento de las rosas formaban una suave sinfonía...
Cristian
dijo sin abrir sus ojos: sí, escucho la melodía, puedo oírla...
Francisco
sonrió y tomó de la cintura al doncel para atraerlo a su cuerpo.
El
pelinegro sintió el calor que emanaba del cuerpo de su marido, pero esta vez no
tuvo temor, por el contrario el contacto le agradaba, pues tenía la seguridad
que Francisco no lo atacaría ni le obligaría hacer nada que no quisiera.
El
ojiazul comenzó a moverse suavemente simulando bailar con el bello doncel, que
se dejaba guiar.
Cristian
abrió sus ojos y se topó con esa mirada que reflejaba el azul del mar...
...el
doncel respiró agitadamente sin dejar de mover sus pies al ritmo que el varón
le marcaba.
Sintiendo
que el rubor en su rostro lo delataban, Cristian volvió a cerrar sus ojos y
agachó su rostro para recargar su cabeza en el amplio pecho de su marido.
Francisco
sonrió ante la tierna acción del doncel y apretó su cuerpo aún más al del
joven...
El varón
sentía que por sus venas corría fuego ante la excitación de la cercanía, pero
sería paciente... esta noche, Cristian no se entregaría a él, pero guardaría
esas caricias y esa pasión para el día en que el doncel suplicara por fundir
sus cuerpos en la más antigua danza amatoria.
Cristian
y Francisco continuaron bailando por un largo rato... nada ni nadie existía
para ellos en esos instantes... sólo la luna y las rosas eran fieles testigos
de su primera cita.
**********
Mientras
tanto en la gran ciudad, dentro de su humilde vivienda, Ricardo observaba a
Esteban comer con desgano.
Esteban
ya había sido operado y dado de alta del hospital, sin embargo aún se
encontraba en rehabilitación y se le dificultaba usar su brazo derecho, el cual
había sido el más afectado por el accidente, impidiéndole también pintar.
Ricardo
veía que Esteban se esforzaba por levantar la cuchara para llevarla hasta su
boca... por momentos, la desesperación le ganaba y desistía de sus esfuerzos...
E: soy un
inútil, estoy harto de esta situación...
R: por
favor Esteban, saliste del hospital hace un día y la operación fue hace una
semana, no esperes estar sano de la noche a la mañana... el doctor dijo que
esto será un proceso... tendrán que pasar seis meses para que estés totalmente
recuperado.
E: eso es
demasiado tiempo... ¿qué vamos hacer mientras tanto?... no puedo pintar y no
tenemos dinero ¿qué vamos hacer?
R: ahora
no te preocupes por eso... lo importante es que te recuperes para que puedas
volver a pintar...
E:¿y si
mi brazo nunca se recupera? ¿qué pasará si no puedo volver a pintar? tú te
hartarás de mí y me dejarás... estoy seguro que así será...
Ricardo
contestó alzando la voz: ya deja de decir eso... tienes que ser fuerte y luchar
por recuperarte... tienes razón en algo, yo no quiero a mi lado un hombre
inútil, por eso debes empeñarte en salir adelante... tienes que hacerlo por mí,
para que vuelvas a ser el pintor lleno de sueños del que me enamoré...
Esteban
tomó de la mano a Ricardo y le dijo: te lo juro, te juro que haré lo que sea
por recuperarme, pero no me dejes nunca... sin ti me moriría, eres lo único que
me queda... el único faro en mi oscuridad...
Ricardo
contestó con seguridad: no te voy a abandonar... vamos a salir adelante, te lo
prometo...
El pintor
besó con vehemencia las manos del doncel: estoy tan agradecido contigo mi
amor... te debo tanto, gracias a ti pudieron operarme... gracias a ti y a tu
hermano que te mandó el dinero para que me operaran... te juro que le vamos a
pagar hasta el último centavo...
R: no te
preocupes por eso... olvídate de ese préstamo, ahora termina de comer...
necesitas comer bien para recuperarte...
Esteban
obedeció y en esos momentos, alguien tocó a la puerta... Ricardo abrió y se
encontró con la portera de la pensión, quien le entregó una carta...
Portera:
un chamaco me entregó esta carta para ti...
Ricardo
agradeció y después leyó la misiva... un gesto de contrariedad se reflejó en su
rostro.
Esteban
preguntó: ¿de quién es esa carta?
El doncel
arrugó el papel entre sus manos y contestó: no es ninguna carta, es una
invitación para suscribirse a un diario, es algo sin importancia.
Esteban
no dijo más y poco después se acostó a dormir... en cuanto Ricardo vio que su
novio quedaba profundamente dormido, tomó su abrigo y salió de la humilde
vivienda para tomar un taxi cuidándose de que nadie lo viera.
Poco
después, el taxi se detuvo frente a un edificio ubicado en una de las zonas más
exclusivas de la gran ciudad.
Ricardo
bajó del carro e hizo todo lo que le indicaba la carta... llegó hasta el
departamento del último piso y tocó el timbre.
Una
sirvienta le abrió la puerta y después de decirle su nombre, esta lo condujo
hasta una de las habitaciones.
Mientras
Ricardo caminaba, observaba el lujo que rodeaba a ese departamento... era todo
tal como él lo hubiera soñado... lleno de ostentosidad y buen gusto.
La
sirvienta le indicó la habitación a la que debía entrar y se retiró... Ricardo
continuó con pasos firmes y entró al cuarto donde lo esperaba Gilberto De la
Fuente, quien parado frente a una ventana portaba solamente un pantalón para
dormir dejando ver su bien formada anatomía masculina.
El rubio
habló con temor: bu-buenas noches...
Gilberto
dirigió su mirada a Ricardo y lo barrió de pies a cabeza mientras una sonrisa
cínica se dibujaba en su rostro...
G: llegas
tarde 10 minutos... me gusta que la gente sea puntual...
R: lo
siento, pero tuve que esperar a que Esteban se durmiera... él no sabe que
vendría a verte...
Gilberto
se acercó a su bar personal y se sirvió un vaso de whisky para después decir:
es obvio que no le dirías... pero que sea la última vez que llegas tarde... no
soy de los hombres que esperan...
Ricardo
dijo: Gilberto, no entiendo para qué me llamaste... yo sé que te debo dinero,
pero aún no tengo para pagarte, es muy pronto...
G: sí, sé
que aún es muy pronto, pero aunque te dé un año, no podrás juntar el dinero...
la cantidad que te presté fue muy grande... la operación y rehabilitación de
Esteban no son nada baratos...
R: lo sé
y por eso te pido que me des tiempo... me pondré a trabajar y...
Gilberto
sonrió socarronamente: ¿trabajar tú? pero si es obvio que no sabes hacer
nada... en ningún lugar te darán trabajo y yo quiero mi pago lo más pronto
posible...
R: pero
¿cómo quieres que te pague?
Gilberto
caminó como si se tratara de un lobo hacia el doncel y dijo: no te hagas el
ingenuo Ricardo... sabes bien lo que quiero y sabes bien por qué te cité
aquí... no perdamos más el tiempo y desvístete...
El
corazón de Ricardo latió fuertemente y habló con altivez: ¿qué dices?
G: que si
no tienes dinero para pagarme, puedes hacerlo con tu cuerpo... abriéndome las
piernas puedes ganar mucho más de lo que me debes...
Sintiendo
su rostro arder, Ricardo contestó: eres un cerdo... jamás debí aceptar tu
ayuda... será mejor que me vaya...
El doncel
se dirigió a la salida cuando sintió que era tomado bruscamente por el brazo.
Gilberto
atrajo a Ricardo hacia su cuerpo y mirándolo a los ojos le dijo: vas a pagarme
lo que me debes ahora mismo... quítate la ropa o yo mismo te la arrancaré...
Ricardo
comenzó a temblar al sentirse atrapado y embriagado por el ardiente aroma que
emanaba de Gilberto.
¿Florecerá el amor entre Cristian y Francisco? ¿Ricardo se entregará a Gilberto?
En el
próximo capítulo, la invitación a un baile podría cambiarlo todo...
Continuará...
Francisco volvió a tomar a Cristian pero esta vez fue más suave y trató que él gozara también, aunque la estricta educación que tuvo no le permite gozar ni sentir amor por su esposo...
ResponderEliminarEl consejo del jardinero fue tan acertado y con tanta razón!ahora Francisco ya no lo toma más ni lo seduce, espera a que sea Cristian quien venga a él...
Lo invita a una primera cita y allí hablan de ellos, de sus sueños y hasta bailan en el silencio de la noche... Francisco le pide que sea parte de su vida y artífice de sus sueños de tener una familia, que le permita amarlo...
Ricardo está con Esteban que ya ha sido operado y dado de alta, pero le cuesta recuperar el movimiento de su brazo.
A Ricardo le llega una carta y le miente que es una suscripción.
Cuando Esteban se duerme, Ricardo va a la dirección dada y allí lo espera el que le dio la plata.
Le dicen que como no puede devolverle la plata y no sabe trabajar en nada, le pagará con su cuerpo y ahí nomás, le pide que se desnude...
Excelente! Esperaba ansiosa esta actualización!!
Saludos y buen año!! Sailor Fighter
hola Sailor Fighter, muy acertado tu resumen... las cosas se pondrán más dramáticas en cada capítulo... vienen muchas cosas para Cristian, Francisco y Ricardo... no dejes de leerlo... feliz año para ti también ;)
EliminarSoy yo o te as suavizado con la historia de Cristian y Francisco lo sentí demasiado cursi y más ese jardinero esa flor.. Esto es muy rápido yo buscaba más acción más crueldad embarazo a la fuerza algo así bueno.. En del otro hermano sabía en q se metía y con quien se metía y aún así se diste así si lo toma será por su culpa y bajo su propia responsabilidad.. Me esta empezándo agradar ese hijo de puta q se le quiere cojer porq el le advirtió así q princeso prepara ese culo......jajjajjajajajjajj
ResponderEliminarHola... te aseguro que no he suavizado la historia, sino que sigo estrictamente la línea que ideé desde un principio... de haberlo suavizado, Francisco no hubiera tomado nuevamente a Cristian... recuerda que Francisco no es un villano, ni siquiera una mala persona, simplemente las circunstancias y sus obligaciones como único heredero de los Valencia, lo hace actuar de esa manera; por otra parte Cristian es un doncel muy noble y educado bajo las más estrictas reglas religiosas, él no sabe cómo tratar a un hombre ni cómo debe ser tratado, además que siempre ha sido maltratado incluso por su madre, por eso es más fácil que acepte alguien que por lo menos en algunos momentos lo trata con suavidad y delicadeza... respecto a Ricardo, pues mejor lee el siguiente capítulo... saluditos... ;)
EliminarQue lindo de parte de francisco,esperar a enamorar a Cristian,nada le costaba obligarlo a tener sexo con el,cada que se le dé la gana.
ResponderEliminarAy,Ricardo...
Que esperaba de un hombre que pidió algo a cambio de su ayuda,para un hombre,que lo consideraba un amigo?
Después de todo,Ricardo no es tan inteligente como siempre pensó.
Y de todos modos tendrá que entregarse a ese tipo,si no le irá peor...
Pues Francisco ya tomó en dos ocasiones a Cristian, aunque lo ha hecho más que nada obligado por el compromiso que tiene con su abuela de engendrar a un heredero; sin embargo él ve en Cristian un buen prospecto para toda la vida, ya que es un chico gentil y digno de ser la madre de sus hijos, por eso intentará conquistarlo ¿lo logrará? con el tiempo sabremos qué le depara a esta pareja, pero te adelanto que no todo será mil... saluditos ;)
EliminarMe encanto el cap ❤️ sobre todo por que Francisco ha sabido escuchar un buen consejo ya que asi el puede lograr la felicidad en su matrimonio
ResponderEliminarRicardo pudo pedir la ayuda de su hermano, no de ese gilberto que ahora quiere el pago al menos que ricardo se haga el difícil y no caiga tan rápido.
Hola... sin duda el jardinero es un hombre sabio, y Francisco ha decidido seguir su consejo, después de todo ve en Cristian a un doncel digno para ser la madre de sus hijos... respecto a Ricardo, en el próximo capítulo veremos si paga en abonos o todo de junto, ajajaja... saluditos... ;)
EliminarEspero actualices pronto está y tus otras historias
ResponderEliminarQue bueno que.volviste sr te extraño mucho espero saber mas de tus bellas historias estare pendiente de la proxima actualizacion
ResponderEliminarcomo me encanto este capitulo .. mi pobre Ricardo no quiero que sufra ,malcriado y orgulloso me agradaba me encantaba .... losiento por cristian pero creo que siempre le vi como como un, mosquito muerto??!! no se como se escriba pero bueno ...me encanta!!!
ResponderEliminarnos vemos
Woow que gran capítulo, además de tan esperado, en seiro ansiaba ller de nuevo tus historias
ResponderEliminarSiii francisco paciencia que Christian no tarda en estar completamente enamorado de su esposo, solo espero que nada malo ocurra
Pobre de Ricardo, está entre la espada y la pared, será que sede?, aunque no creo que tenga otra alternativa
Muchas gracias por el capítulo, esperaré súper ansiosa por más, cuídate mucho, hasta pronto!!!
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